A orilla del camino, soy la roca
Que, con sus ojos azorados, mira indiferente.
El cruzar de vehículos y transeúntes
mira la vida que, aunque no va a ninguna
parte, no se detiene.
En las ventanillas, se ven los rostros que dejan
volar sus pensamientos de culpa o de pena, alegrías
tristezas, lujurias, desprendimiento y uno que otro
transeúnte que llora de pérdida.
Yo también, voy a ninguna parte
detrás de esos pensamientos que, al final no son míos
ni de nadie.
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Autor:
mauro marte (
Online) - Publicado: 16 de noviembre de 2025 a las 13:35
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 2
- Usuarios favoritos de este poema: Antonio Pais

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