Yo no pasaré a la historia

asegura1617

Yo no pasaré a la historia. 
No figuraré en los manuales literarios,
no seré parte de la primera línea de autores de una editorial,
no habrá espacios con mi cara o con mi nombre en la sección cultural
[de los periódicos,
no habrá una grabación de mi voz en la radio,
mucho menos una cinta como prueba de mi comparecencia en la TV.
 
Yo no tendré en la poesía el espacio que ella tiene en mí. 
 
Mis palabras no emiten la luz suficiente
como para acompañar un corazón en una noche de grietas y aullidos,
para recomponerlo sin cicatrices;
tampoco para articular poesía sin que los nervios se echen a temblar.
 
Por eso no sucederá la revolución que busco ahora,
desde esta habitación, desde la acera, en la mesa de ese bar,
ni siquiera en el cuarto de ese hotel al que iremos 
a iniciar un atentado contra el mundo
porque nos entregaremos sin cáscara el uno al otro.
No ocurrirá porque algo siempre maquina para impedirnos de algún modo. 
 
No podré abrir ese poemario como la primera vez;
aquellos versos no me golpearán como cuando me los ofreciste 
cada uno en cada línea de tus palmas.
Manos a las que volví rendido, agradecido, por la conmoción.
Porque supe que no podría impedir que estuvieras más dentro de mí que yo mismo,
y que por eso acabaría queriéndote de verdad en todas las vidas 
que iniciara todos los días.  
 
No escribiré el poema de amor que sea un fiel retrato de ti.
Ese poema que recoja el brillo que se me incrusta en la médula 
durante y después de mirarte,
esos versos que enuncien las posibilidades de pulso inclinado hacia la vida 
o el remanso en que tu palabra instala mi cuerpo siempre arrastrado por fantasmas.
No. No será posible ese poema que atestigüe las huellas que dejas sobre el tiempo,
señalando el futuro,
una vejez indolora, 
una espera sin prisa. 
 
Y quizá esa sea la razón por la que no vayas a contar conmigo
cuando vuelvas a escribir. 
Cuando tengas el hambre de articular una palabra que rompa el espacio.
Yo no seré una opción en tu boca, en tu mano.
Porque no te ofreceré un tiempo completo como respuesta,
como es posible que este poema tampoco lo sea. 
 
No tejeré en las palabras una forma y un fondo,
denunciando su precariedad, su falta de cuerpo, de consuelo,
y aun así alabando sus brazos abiertos, sus manos siempre disponibles
para mi desahogo, para iniciar sin culpa
el camino hacia ese silencio de después. 
 
No fabricaré una ficción para que todo lo que veo encuentre sentido, 
para denunciar la parte más oscura del presente en que nos ha tocado vivir.
Donde el mundo siempre ha estado en su infancia,
en una herida inconclusa,
y no se dio a sí mismo la oportunidad de madurar,
optando sin descanso por alimentarse de su propia carne, 
comenzando por nosotros. 
 
Nosotros: pronombre y realidad que somos y que no terminamos de comprender.
Porque somos ese material frágil; porque somos la voz de una derrota antigua
que busca superarse y recoger algunas hojas de laurel como consuelo;
porque somos esta palabra que se pone en peligro como consecuencia 
de su desconocimiento; porque, si realmente hubiéramos nacido de verbo,
no nos sería tan complicado decir; porque somos los aplastados de la historia
y esa es nuestra forma de ponernos en pie y construir nuestro paso y la esperanza
que a cada momento se nos esconde; porque somos este latido incendiario y no el poema.
Somos este permiso del tiempo, esta breve carne que desea luz y no sabe cómo…
Somos el punto final del somos. Somos donde lo bello termina,
puesto que es nuestra esencia ser la semilla de lo terrible. 
 
No. 
Nadie hablará de mí.
Ni en reuniones,
ni en conferencias, 
ni en aulas, 
ni en bibliotecas, 
ni en bares, 
ni en la casa familiar.
 
Habré pasado por la tierra sin haber poblado genuinamente una boca. 
Sin haber provocado una pausa entre pensamiento y palabra. 
Solo definitivamente
yo 
sabré que existí. 
Que un algo se me metió dentro en un momento inimaginable 
y fui invadido por un soplo, 
y me conecté a una entraña de la tierra
del mismo modo en que vine conectado a otra, 
con el mismo sueño con el que vinieron otros antes que yo: 
crecer juntos y que el mundo lo hiciera con nosotros, 
con nuestra misma inocencia. 
De manera que pensar en la belleza no significara pensar también en el final.
 
Me iré del mundo por la puerta de atrás. 
Con mi nombre como equipaje, 
con mi cuerpo como esa única compañía que me mantuvo caliente 
—cuando tu abrazo no fue posible—, 
a pesar de que el cuerpo es la tumba que aceptamos nada más nacer.
  • Autor: asegura1617 (Offline Offline)
  • Publicado: 14 de noviembre de 2025 a las 16:35
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 2
Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos




Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.