Cuando él murió, ella no lloró: solo sintió un alivio profundo en el corazón, una extraña sensación de libertad.
No sabía, en el fondo, cuándo había comenzado todo aquello que la hería. Cada noche era un tormento que marcaba su cuerpo: moretones, golpes, silencio.
Ella solo pedía que todo terminara, mientras la culpa le desgarraba el alma.
Pero ahora era distinto: el peso que había llevado se desprendió al fin.
Y sintió claridad, tan pura como el sol del amanecer, tan liviana como la brisa que anuncia el florecer.
-
Autor:
starmoon (
Offline) - Publicado: 14 de noviembre de 2025 a las 01:35
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 1
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez

Offline)
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.