UNA OPINIÓN, OTRA.

Por un artículo de prensa publicado recientemente por la periodista española Pilar Bonet supe que Svetlana Alexiévich, Premio Nobel de Literatura en 2015, aún vive en el mismo piso de Berlín al cual se mudó tras salir huyendo exiliada de su país, Bielorrusia, al sentirse amenazada por su gobierno cercano al dictador Putin. Es una escritora valiente que nunca ha tenido miedo de denunciar lo peor del comunismo antes de la Unión Soviética como el ultracapitalismo salvaje de después de la caída de aquel régimen; es una mujer que aún sigue escribiendo a mano lo cual es significativo. Durante los últimos cinco años se ha dedicado a recoger testimonios de ciudadanos bielorrusos, rusos y ucranianos todos ellos víctimas de lo que vino después de la llegada de Putin al Gobierno de Rusia, del que decía – la democracia occidental, la misma que dijo de llevar una democracia a Irak, Libia, Siria, Afganistán y ahora a Venezuela – que iba a llevar la libertad; de todo esto empezó a escribir en un libro para su publicación en 2021 pero los acontecimientos en Europa han cambiado y ya nada es como lo fue entonces y lo que ocurrió después fue, como cuenta Svetlana, que Putin enfermó de nostalgia imperial y también, claro, criminal e inició una guerra en Ucrania con el apoyo de EE.UU., Francia, Alemania y Gran Bretaña o lo que es lo mismo, y entre otros, lo más “democrático” de la flor y nata del capitalismo occidental, el mismo que declaró dictador a Maduro, falsificó las elecciones en Venezuela y le dieron el Nobel de la Paz al la tal Corina cuando lo único que ha hecho esta personaja es generar enfrentamientos en su país. Sencillo.

Lo que esta escritora denuncia – y muchos no saben ni logran entender, por conveniencia principalmente-, es que de esta Rusia de después de la Unión Soviética y de este EE.UU de ahora con Donald Trump,  que va abocado a una guerra civil dentro mismo de sus fronteras, lo que hay es un retroceso  democrático claro y generalizado en el mundo propiciado por los gobiernos de ambos países y que cada vez más algunos intentan ocultar. Hoy, 2025, la gente en Europa constata, sabe, que al principio se creyó que EEUU iba a ayudar a Ucrania contra el malvado comunismo ruso (el mismo comunismo que ya se está viendo en EEUU con millones de personas desahuciadas y hambrientas en las calles y que nada tiene que envidiar a la Unión Soviética de principios del siglo XX); pero esa ayuda no llegó ni llegará nunca porque lo que cada vez hay más a la vista es una dictadura a nivel mundial ejercida por dos sistemas políticos genocidas: el Capitalismo y el Comunismo.

Cuando los EEUU quiera derrocará por las armas al Gobierno de Maduro, luego le quitará el petróleo y acto seguido le quitará a la población el dinero que tenga mediante impuestos para pagar un armamento que se lo tendrá que comprar a los EEUU para combatir al comunismo con lo cual provocará hambre, miseria, pobreza y fuertes conflictos sociales y económicos en la misma sociedad, así lo hicieron antes en Irak, Afganistán, Libia, actualmente en la “democrática” Europa y recientemente en Argentina donde Donald Trump dio al gobierno de Milei 42.000 millones para que se mantuviera en el poder, ¿quién va a pagar esa factura y cuál será su efecto sobre los ciudadanos?