"El fraile y la monja" (ca. 1591), del pintor neerlandés Cornelis Cornelisz van Haarlem (1562–1638).
Unos días atrás visité en Haarlem (Paises Bajos) el museo Frans Hals y en una de sus salas me di de bruces con el cuadro que veis arriba. Tardé en recuperarme un buen rato. Sentado ante el cuadro intenté sumergirme en la historia de los personajes. No me hago responsable ni tampoco avalo la veracidad de lo vais a leer.
El fraile y la monja
En un convento apartado del bullicio humano vivía el fraile Vargas, “el de las manos largas”. No muy lejos, en el convento de las Hermanas de la Contención, se derretía sor Calentura, bien conocida por su fervor o ¿hervor?! ... y por su debilidad por los cuentos picantes.
Una tarde de primavera, durante la festividad de San Cupido, se encontraron en un rincón apartado del bosque, junto al río. No fue casualidad. Desde hacía semanas, cada domingo, intercambiaban miradas en la capilla, donde la santidad parecía evaporarse entre suspiros no tan santos.
Con risas nerviosas e indirectas, comenzaron una charla que pronto se tornó en juego, luego en caricia y…. El atrevido fraile, que ya se daba por confesado y absuelto a la vez, alargó la mano para comprobar la madurez de sor Calentura. Ella lo consintió, no sin antes persignarse con la señal de la cruz.
Fue entonces cuando el pintor a la usanza de lo que hoy día llamamos paparazzi, los plasmó en su cuadro. No como reproche de lo que estaba siendo testigo, sino para mostrar que, bajo las túnicas... también hay carne.
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Autor:
MIGUEL CARLOS VILLAR (
Online) - Publicado: 10 de noviembre de 2025 a las 13:38
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 2
- Usuarios favoritos de este poema: William Contraponto

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