Si eres suspicaz, te contaré un corto relato.
Cuenta la historia, de un vivaz, vivaracho,
que se coló, en el velorio de don Gregorio,
para tomar de balde, del café del velatorio.
El conchudo, le habló a doña Alicia,
Mientras tomaba, el café con malicia.
En la lobreguez de la sala, miró un ataúd.
Recostándose, sobre su acolchado azul.
Soñó entre violines, bellos jardines.
Y estando tan yerto, entre jazmines.
Pues parecía difunto, sin expirar aún.
Llegó el encargado. Y cerró el ataúd.
Mientras reposaba, como una liebre.
Lo introdujeron, en el carro fúnebre.
Con desfile solemne, fue escoltado.
Como reconocido y célebre, amado.
En el cementerio, cayó un aguacero.
Peo el vivaracho, calló, si dijo… cero.
Será verdad. O un mal sueño que retumba.
Pero el pobre, fue arrojado en su tumba.
Misteriosamente…
Entre nacidos de mujer, no, se volvió a saber de Él.
Pero dicen, que es el pavor, para los pobres muertos.
Se aprovecha, porque, tienen los brazos yertos.
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Autor:
Sierdi (Seudónimo) (
Online) - Publicado: 8 de noviembre de 2025 a las 18:48
- Categoría: Humor
- Lecturas: 2

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