Nos dimos tanto amor
que pasaron las horas, los días, las semanas.
Cambió el clima, cambió la estación.
Nos abrazamos tan fuerte, tan cerca,
que no quedó espacio para el dolor.
Quedó atrás el vacío,
empezó la lluvia,
nos desnudamos y nos dimos todo.
Se abrió una puerta sin pestillo.
Pasamos, nos dimos, volvimos,
y nunca más quisimos estar lejos del otro.
No era la suavidad de la cama —
podía ser el sofá más duro—,
pero su abrazo era tan tierno
que se sentía como casa, hogar, calor.
Pensamos en lo que pudo ser,
su sonrisa, su mirada y sus virtudes.
Nos acompañó un silencio largo,
solo los dos.
Afuera llovía,
y adentro seguía habiendo amor.
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Autor:
Gabriel Delgado (
Online) - Publicado: 8 de noviembre de 2025 a las 09:53
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 1

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