Quizás hoy seamos una hoja en el viento
Que se desliza de un lado a otro
Sin rumbo
Sin saber donde caer, quizás en el charco que se formó de la fuerte tormenta
O en la casa junto a ese auto abandonado
Quizás en casa me espere un calor inexplicable
O quizás me espere un eterno invierno tan desalentador como miserable
Pero si lo pienso un poco mejor
Quizás me deba centrar en las cosas que me dan color
Y así dejaría de preocuparme y de verdad entendería de lo efímera que es esta vida
Como el brillo de esa libélula
Que no se trata de dejar pasar todo esto así, como algo verdaderamente insignificante
Si no, se trata de dejar huella en todos los caminos, a pesar de que luego el viento borre y todo se lleve
Que a pesar de no escuchar tu voz, espere con las manos abiertas
La tristeza y la melancolía de épocas pasadas
Quizás solo de eso se trata, de aceptar los silencios
Y de amarlos, como cuando el día se está apagando
Cuando el sol, derrama sobre mí ese oro líquido que acaricia mi alma
Donde existe esperanza y la promesa de calma
Y ahí es donde todo se detiene, ya el tiempo es prisionero
Y yo soy dueña de este momento
Quizás este atardecer no quiera despedirse
Y el brillo tenue quiera irse
Pero empiezo a comprender y vienen a mi
Los rostros de todas las personas que he amado, las risas que algún día flotaron sobre mi corazón
Y los momentos compartidos que marcaron para siempre, en lo profundo de mi corazón
Y ahora lo se, nada es en vano
A pesar de ser tan frágiles
No voy a parar jamás de amar esta pequeña fragilidad

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