En los muelles de Valparaíso el alma se desnuda,
Y el viento salino escribe letras que nadie recoge.
Allí te vi, tan distante como el horizonte, tan ajena como el mar
Te sentí como el sol suspendido en la mirada
Y el corazón latiendo como suave brisa en la piel
El mar olía a promesa,
a beso que se pierde entre las olas,
y tu sonrisa era como un faro direccionando
para acallar mis pensamientos en tu mirada
Las grúas se mecían como canciones de hierro
los barcos dormían, soñando regresos,
y allí entre las viejas tablas el muelle susurraba silencios
y en su paso cansado se oía tu nombre sereno
Yo te amé allí, entre susurros del tiempo
Donde el horizonte se curva para unirse con el cielo,
Y el corazón sin palabras dispara un te quiero
Como el mar cuando besa las rocas una vez mas
Tu voz era marea,
Me arrastraba, me hería, me sanaba.
Tus ojos dos anclas perdidas
Buscando anclarse en lo mas profundo de mi alma
Y yo fiel naufrago de tus silencios
Rendido en la tempestad de tu sonrisa
Y así Valparaíso nos miraba,
Con su rostro pintado de nostalgias,
Sus cerros encendidos como altares,
Sus casas colgando del cielo como promesas.
Cada luz del puerto encendía los latidos de mi corazón,
Cada susurro del tiempo, un poema que temblaba en tus labios
Cuando me besaste, el mar se hizo quietud.
Testigo del milagro aquel viejo muelle
Vino a ser como el mas grande de los manantiales,
Y las lejanas campanas del cerro Concepción
Repicaron por lo puro del nacimiento de este amor
Desde entonces, escucho tu voz en cada soplo del viento,
Tu risa mezclada con las sirenas de los barcos,
Tu aliento en la niebla,
Tu caminar sereno sobre la vieja madera húmeda del recuerdo.
Comprendí que el amor no se mide en promesas,
Sino que, en la esperanza del regreso de un barco,
En la certeza de que incluso si el mar nos separa,
el alma sabe volver por instinto
Amarte fue aprender el lenguaje de los muelles,
La quietud antes del viaje,
El dolor de la partida,
La esperanza plena del retorno.
Y saber que, si alguna vez la vida me lleva lejos,
El mar me devolverá a tu orilla,
Porque solo en ti, amor mío,
El océano encuentra descanso.
En Valparaíso, la eternidad huele a sal y a ternura,
El tiempo se detiene en los vaivenes del cielo,
Y los amantes caminan como sombras que saben
Que un beso puede redimir la distancia.
Yo aún te busco en los atardeceres,
Donde el puerto suspira su melancolía.
Y cuando la luna reposa sobre las aguas,
Te nombro en silencio,
Cual ruego del alma.
Porque allí, entre los cerros y el muelle
Mi amor por ti se hizo océano:
Infinito, impredecible,
Pero siempre, tuyo.
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Autor:
Sargento Enamorado del Amor (
Online) - Publicado: 7 de noviembre de 2025 a las 01:07
- Comentario del autor sobre el poema: Comenzando nuevamente a dar rienda suelta a mi poesía, escribiendo al amor, quise hacer algo distinto, con Valparaíso y sus cerros, su mar, sus muelles; y el amor que se hace eterno en el silencio de sus cerros. Espero les guste lo que escribo, lo hago siempre con mucho respeto y amor hacia la poesía, Bendiciones a todos.
- Categoría: Amor
- Lecturas: 1

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