Travesuras navideñas

Con una rama de ceiba
que hallé desprendida,
medio seca, muy raída
fui hurgando estrellas,
que de pronto se caían.

Yo afanoso seguía
en mi incansable travesura
hasta derrumbar encendida
también a la tímida luna.

Luego por curiosidad
de forma alegre y serena,
presto a celebrar la Navidad
en estas fechas navideñas
iluminaré toda la aldea
en vista de su proximidad.

De esa espléndida manera
con tantas luces encendidas
endulzarenos nuestras vidas
con una Navidad eterna.

Alejandro J. Díaz Valero 
Maracaibo, Venezuela.