La musa y el pincel 

Leoness

Sobre el estrado, el foco dibuja un aura,

la modelo aguarda, silueta desnuda,

de seda el pañuelo, promesa y censura,

cubre su secreto, la pasión más aguda.

 

Sonríe a la espera, con gozo divino,

sabiendo que el arte hoy será argumento,

miro detalles, mi musa es el destino,

y ella me envía pericia de talento.

 

Esa curva perfecta, un trazo divino,

enciende en su pecho la viva emoción,

sus ojos de deseo y ansia, o algo adivino,

un fuego en el alma, no provocación.

 

Los senos de nácar, nalgas de mármol,

cascada de pelo que al hombro acaricia,

boca de manzana, carmín sobre el árbol,

labios carnosos, seductora primicia.

 

El pincel en mano, ligero y vibrante,

y yo el artista el deseo despierta,

un trazo que tiembla, fuego rutilante,

la tela testigo, que un algo está en alerta.

 

Se revela el alma, y la pasión concierta

los cuerpos sumidos en el mismo terreno,

ella intuye ardor y el lienzo desconcierta,

la verdad de su sexo, la seda y su seno.

 

Y el juego termina, la pose se quiebra,

se alza de pronto, dejando el dosel,

el velo de seda en el suelo celebra,

su vientre desnudo, la piel como la miel.

 

Ella se acerca, paso firme y ardiente,

la tela olvidada, la pasión presente,

dos bocas en cáliz compartido, vehemente

del éxtasis que estalla, no hay muro suficiente.

 

El arte espera mudo, en su propio mundo,

mientras dos almas consuman su trueno,

el estudio arde, la obra al inframundo,

el amor desborda, abandonado en aliento ajeno.

  • Autor: Leoness (Seudónimo) (Online Online)
  • Publicado: 5 de noviembre de 2025 a las 11:12
  • Categoría: Amor
  • Lecturas: 1
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