Mi doctrina

Rosario_Bersabe

No tengo más doctrina que tu boca,

mi credo son tus labios, y tus besos,

y muero por tenerte entre mis brazos

bajo el gris desolado del invierno.

 

El frío se eterniza en mi tejado

recubriendo mis noches de silencio,

a gloria ya no suenan mis campanas

ni fulgen las estrellas en mi pecho.

 

¡Qué camino más largo hasta tus manos!,

¡cuánta espina clavada entre mis dedos!,

¡qué senda tan estrecha hasta tus ojos!,

¡cuántas rosas marchitas en mi pelo!

 

Vago en la inmensidad de mi delirio,

los pájaros detienen su aleteo,

ya no oigo los susurros de sus cantos,

¡sólo oigo... los ladridos de los perros!

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Comentarios +

Comentarios3

  • Francisco Javier G. Aguado 😉

    Un melancólico y en cierta medida, triste relato. Pero precioso en las formas.
    Me encantó leerlo en esta mañana nublada de noviembre...al menos aquí en Valladolid.
    Un abrazo para ti, Rosario.

  • JUSTO ALDÚ

    Muy bien llevado. A medida que el texto avanza, el tono se vuelve más sombrío: el amor idealizado se enfrenta al vacío y al deterioro emocional. Las imágenes del invierno, el silencio y las espinas acentúan esa sensación de pérdida y soledad. El cierre, con el contraste entre el canto ausente y los ladridos, subraya la caída del amor sagrado a la crudeza terrenal-

    Saludos

  • Andiuz

    Bonitos versos, algo tristes; pero a veces la realidad es gris. Saludos cordiales.



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