¡Pura vida y a por más!

Con esa imagen de Sara, Mariano y Bitelchus,
tomada detrás del muro del barrio Covadonga,
este domingo, a orillas del río Besaya,
en Torrelavega, Cantabria, España.

Dedicado a vosotros, mis hermanos, a mí mismo y a quien lo lea...

¡Pura vida y a por más!

¿Vivir sin amor,
sin alegría ni tristeza,
sin dolor...

sin la aceptación que nos permite atravesar tormentas y tempestades?

¿Vivir sin caídas ni subidas,
sin aliento ni alegrías,
sin días grises,
sin lluvia...

sin la luz que rompe la ventana
al amanecer de los nuevos días?

¿Vivir sin dar, sin empatía,
sin esa mano que abraza
a un alma herida...

sin la pausa necesaria que nos rescata
a lo largo del día?

¿Vivir sin desaliento ni aliento,
sin las circunstancias que nos desafían
y hacen de la vida, pura vida?

¿Sin encantos ni desencantos,
sin sueños rotos ni logrados,
sin montañas de vértigo
ni prados bajo el sol?

¿Sin todo aquello que duele y que impulsa,
todo lo que somos
y podemos alcanzar?

Vivir sin la aceptación de la vida tal y como es,
con sus luces y sus sombras,

sería negar lo que nos transforma,
vivir sin alma ni compás...

y por eso,
a pesar de las circunstancias,
la fragilidad y la contradicción:

¡Pura vida y a por más!
¡Sí... pura vida y a por más!