Sin causa

Dai Rodríguez

como si el nombre bastara para limpiar tus naufragios.

Dices sobrevivir a tu cauce,

pero ¿a cuántas corrientes arrastraste contigo?

 

Te crees océano libre,

pero tus olas aún devuelven restos

de las que hundiste en tus mareas.

 

Tu voz ruge como tormenta,

hablas de abandono, de heridas antiguas,

de un fuego que arde por justicia.

Pero entre tus aguas quietas

flota el silencio de otra mujer

que tú misma dejaste sin orilla.

 

No es marea lo tuyo,

es una resaca disfrazada de revolución.

Tu causa no es el cauce,

es la condena que no has querido mirar.

 

Yo también soy mar,

pero aprendí a no tragarme a las que me tienden la mano.

Yo no sobrevivo a mi cauce,

yo lo abrazo.

Y en su corriente limpia,

mi voz no ahoga: sana.

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