En el estante, el expediente duerme,
bajo una capa sutil de rutina,
el sello, paciente, solo se yergue
para marcar lo que nadie adivina.
Seis copias idénticas, tinta ya gris,
un formulario que pide la fecha,
ahora, falta un detalle, de pronto el desliz
hace que el trámite entero se tuerza.
La firma es un rito, el horario un muro,
la ventanilla que mira al vacío,
tiempo que no corre, se vuelve futuro,
atascado en un gélido hastío.
El burócrata, guardián de la nada,
mueve la hoja de arriba hacia abajo,
una historia que nunca fue contada,
un esfuerzo que engendra el trabajo.
Y al fin, cuando llega el permiso final,
tan solo queda la pálida duda:
¿Para qué sirvió el esfuerzo fatal,
si la esencia del acto se muda?
Es la forma sin fondo, el ciclo cerrado,
el arte de hacer que el no-hacer perdure.
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Autor:
Leoness (Seudónimo) (
Offline) - Publicado: 4 de noviembre de 2025 a las 17:54
- Categoría: Sociopolítico
- Lecturas: 13
- Usuarios favoritos de este poema: Lualpri, EmilianoDR, Mauro Enrique Lopez Z., Jose de amercal, Alma Eterna, alicia perez hernandez

Offline)
Comentarios1
Lo suyo es todo un testimonio no sólo de un poema en forma de veracidad sino de denuncia - escondida si se quiere, pero denuncia y además social - de lo que fue, fueron, aquellos funcionarios de la Cuba colonial en los años de la presencia española por allí, en aquella Perla del Atlántico. De aquellos años y siguientes nos viene, nos llegó, aquella tremenda frase de todo funcionario vago, gandul, inepto, impreparado y hasta medio fascistilla que siempre hemos escuchado: " ¡¡Venga usted mañana!!. A estos funcionarios coloniales y en aquella Cuba aún con nostalgia se les llamaban "Los culos asentados", porque nunca se levantaba de sus sillas tras la ventana de atención al público.
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