A MI PADRE, EN SU SIGLO
(Wcelogan)
Cien años, padre.
Cien inviernos y veranos
han marcado tus manos.
Y aún en ellas tiembla
la paciencia antigua
del que labró la tierra
sin pedirle milagros al tiempo.
Tu voz ya no se alza;
su temblor leve basta
para decir que seguimos aquí:
hijos del mismo polvo,
guardianes del mismo resplandor
que encendieron los que vinieron antes.
Naciste en 1925, padre,
cuando el mundo susurraba lento
y la esperanza brillaba en tu frente.
Viste subir guerras,
caer imperios,
la luna ser tocada
y las palabras volverse fuego,
viajando por el aire
sin hilos ni fronteras.
Viste rostros en los vidrios,
como si el tiempo
pudiera llamarse por su nombre.
Y, sin embargo, tú permaneces,
como el árbol más antiguo del valle:
con corteza herida,
pero firme,
no por orgullo,
sino por raíces profundas.
Has sido testigo de reinos fugaces,
máquinas que nacen y memorias que se apagan.
Pero tu mirada —lenta y honda—
reconoce lo esencial:
el pan humilde,
la lluvia que acompasa los techos,
el nombre de la madre.
En ti, la historia no es relato:
es piel, costura,
cicatriz que enseña
sin pronunciar palabra.
Padre:
cuando cierres los ojos,
no habrá sombra esperándote,
sino el brillo manso
de un trabajo cumplido.
Y si el tiempo pregunta quién fuiste,
responderé sin prisa:
fuiste raíz y cimiento,
abrigo de esta casa,
la palabra que permanece
como fuego heredado.
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Lejía de Olvido(2023)
(Wcelogan)
Quiero arrancarte con estropajo de furia,
frotar tu recuerdo hasta que salten brasas
y nadie diga que alguna vez exististe.
Tus besos los meteré en la lavadora
con jabón de sarcasmo y suavizante de desprecio.
Tus promesas, burbujas de engaño,
al desagüe con un vaso de vinagre.
Voy a pasarle cloro a tu nombre,
borrártelo de la lengua con enjuague bucal
y dejarlo en la carpeta de cosas que apestan.
Tus pasos los barreré con escoba de hierro,
y la nostalgia, esa mancha terca,
la rociaré con ambientador de libertad recién hervida.
Si dejas cenizas de ti, no te preocupes:
tengo aspiradora de ironía
y trapo de dignidad para cada rincón.
Al final, todo quedará reluciente:
mi memoria, mi cama, mis manos,
sin rastro de ti,
como si nunca hubieras existido…
salvo en la etiqueta:
“Para manchas imposibles, repetir con esencia pura.”
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                        Autor:    
     
	Wii (Seudónimo) (
 Offline) - Publicado: 3 de noviembre de 2025 a las 00:05
 - CategorÃa: Reflexión
 - Lecturas: 3
 - Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez, Lualpri
 

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