Ella.

Ella ya había sentido desde antes cómo su corazón dolía así, no era la segunda vez que se le volteaba así con esa rabia de ausencia. Todo ese tiempo en que su amada Madre estuvo tan mal sabía que ese dolor era la muerte que le avisaba su posible partida un día. 

Y así fue, cuando su Madre partió el corazón solo dolía, fue como si le hundieran una daga en medio de ese músculo, se hundía más profundo cada vez y ella se quedaba sin aire con cada impulso, no dudaba que era la partida de ella que la estaba partiendo en dos o tres o... pero así desgarrada por dentro, sola y en esa ausencia de amor real fue cuando se percató de que su vida ya no sería la misma, sin ella su vida se acababa.

Desde ese día supo que tenía que expresar lo que le dolía o moriría en un vacío más profundo, así que tomó lápiz, papel y su conciencia, desde ese día fue ella sola quien entendió que así con ese dolor profundo tan constante saldría sola de esa laguna negra donde había caído víctima del dolor y de su gran ruptura de corazón.

No tenía más que ser otra, la niña que había padecido esa pesadilla ya había muerto y ahora era una mujer, una nueva persona, a lo mejor más libre de lo cual debía adherirse fuertemente y sacar provecho de ello.

Así que tomó su verdad y lo comenzó a narrar ...

¿Cuándo un dolor en medio del corazón nos da vida? / Cuando morimos al pasado y dejamos al presente, lo debido, lo sentido y lo vivido.

Hay que morir al ayer, dejarlo ir y salir de un nuevo huevo más fuerte, más segura, sabia y sobre todo más ella. Ya no dejaría que alguien jugara con sus sentimientos, ya no valdrían los fríos halagos, ya no sería la de ayer, tonta, crédula y enamorada. 

Para ella el amor no existía, solo había sido un juego de otros y ya se amaría más a sí misma sin esperar que otros la engañaran con bellas palabras y de amos de papel. 

Pasado... ayer... jamás... nunca jamás la de ayer.

Dolores Luna. Anna.

Noviembre 2. 2025.

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