ASÍ VAMOS...

No es fácil historiar las subculturas,

Pero reconstruirlas es muy

Importante:

La tensión entre lo central

Y lo marginal define

Una época y

Desnuda

Una sociedad.

Durante muchos años he sido, y aún lo soy, un constante coleccionistas de escritos y artículo periodísticos, de hojas enteras de apuntes entresacados de las páginas de los libros que he adquirido y que aún tengo; incluso, también de panfletos de toda índole. Por esta razón hoy lo que me sorprende cada vez más, como sorprende también a muchas otras personas, lectoras o no, es la ferocidad, el odio, el desprecio y hasta la deshonestidad subversiva presente en la política de nuestro tiempo. No me refiero simplemente a que las disputas ideológicas sean duras pues en verdad hay motivos, a veces, para serlo cuando se trata de asuntos serios, sino lo siguiente:

Casi todo el mundo parece pensar que el otro, el oponente, no merece en absoluto ser escuchado – en este caso leído – con atención e incluso con justicia, o que la verdad objetiva no importa cuando ignorarla te permite anotarte un tanto en la lectura de otros. Hace unos días, ahora que estoy fuera de mi casa e incluso de mi ciudad, tuve a bien volver a echar un vistazo en el disco duro de mi ordenador, en mi colección de escritos y panfletos guardados – escritos con ideas comunistas, conservadoras, católicas, trotskistas, pacifistas, anarquistas, bolivarianas, chavistas y otras y llegué casi – y sin casi – a la conclusión de que en cierto modo todas esas ideas comparten las mismas ideas o el mismo ambiente mental aunque los puntos de vista varíen mucho en bastantes casos: Nadie busca la verdad, aunque ésta sea subjetiva; todo el mundo, y yo el primero, argumenta, salvo excepciones, que los hay, un completo desprecio por la honestidad y la verdad; así ocurre que los hechos más ciertos y reales quedan escondidos, ignorados por quienes no quieren verlos. Así ocurre que en la gran mayoría de los casos lo que escribimos según las ideas de cada cual se quedan en el olvido, en la desatención y por ello no llegamos a, política e ideológicamente, a ningún puerto; la mayoría de las veces nos hundimos en el mar con nuestras ideas. Así vamos..