Cuando me mira, el aire se detiene.
No hay ruido, no hay tiempo, solo el leve temblor de lo que aún no ha sido dicho.
Sus ojos, tan suaves y susurrantes me tocan sin tocarme, me buscan, me encuentran, y en ese instante el mundo se inclina hacia el milagro.
Tiemblo, sí. Tiemblo, como la rama ante el viento, como el mar cuando la luna lo convoca.
Es un temblor que no asusta, un temblor que despierta, que recorre mi cuerpo como un verso que encuentra su rima.
Cuando me mira mi voz se hace pequeña, mi pecho se vuelve campana. Todo suena a promesa, a ternura que no cabe en las palabras.
Y pienso, que tal vez su mirada me inventa, que soy distinto después de ese encuentro, porque me deja en la piel una huella de luz, una forma de temblar que ya no se borra.
No quiero huir de ese instante, aunque el corazón se desordene.
Prefiero quedarme ahí, en el borde de su mirada donde el amor respira despacio y el temblor es el idioma con que el alma dice.
"Te quiero"
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Rafael Blanco López
Derechos reservados
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Autor:
Luis Rafael (Seudónimo) (
Online) - Publicado: 2 de noviembre de 2025 a las 12:43
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 2

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