No es raro equivocarme con la luz de las estrellas o el reflejo de la luna sobre el lago, simplemente con tus poemas. Me equivoque como aprendiz. Los leía y sabía muy bien que tus poemas no eran para mí. ¡pero sí, míos¡, imaginaba tu vida a partir de las fotos que publicabas. Yo acostumbrado a leer cualquier imagen, escudriñar las letras, traducirlas al lenguaje inferencial y me equivoqué., pero te leí de nuevo y volví a la parte inicial del camino. Me adentre en el laberinto
Desde el inicio que puse un pie en ese laberinto, esa media sonrisa tuya, la posición de los astros hacia ti y tu forma de mirar a través de la confusión; me fue llevando a la cascada de equívocos en mi canoa, desbocada, presurosa, hacia el mar de la incertidumbre. Yo, que a veces me equivocaba con DO, lo cambiaba con el RE. Equivocadamente cierto. Pero seguí enredándome en la telaraña, con esa dulce equivocación de un ciego que va al precipicio, sonriendo feliz.
Que triste sorpresa nos da la vida en un día soleado que irradia felicidad, transcurre entre letras confusas y de pronto la aparición de nubes en el rostro que se asoma al espejo y a ese pedazo de vidrio que nadie ha podido engañar, hace resbalar mis máscaras, decepcionado, lloroso y por supuesto esperando sacudir la cabeza y desparramar los pensamientos equívocos y solo quedarme con la certeza de las canciones de mi guitarra, y la mirada leal y triste de mi perro.
Los que vivimos del bolígrafo, hacemos pender la vida de una letra, una coma o cualquier silencio y a veces nos apropiamos de letras ajenas, nos enamoramos de ellas, sin pedir permiso al autor o autora y más si esas letras tienen la cara de un ángel y el alma de diosa con los silencios de afrodita, irrumpimos en su vida, o lugar donde se escribe. Quien escribe así ella siempre lo hace de un lugar apartado del corazón o ese rincón de un alma desolada, buscando saciar su sed.
Hay equívocos que nos llevan al desengaño o la decepción, sin embargo, cuando interviene el universo, ese equivoco nos lleva al lugar exacto, donde deberíamos estar siempre, a la sombra de tu bolígrafo, a la oscuridad de tus deseos, a la luz de tu esperanza y la mía. Nos lleva hasta donde estamos ahora, leyéndonos mutuamente, sintiendo esas cosquillas por todo el cuerpo y una sonrisa maliciosa invadiendo nuestros rostros, yo en esta parte del desierto ¿y Tú? ¿Dónde?
LENNOX
EL QUETZAL EN VUELO
-
Autor:
lennox, el quetzal en vuelo (Seudónimo) (
Offline) - Publicado: 2 de noviembre de 2025 a las 12:06
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 2

Offline)
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.