Amor Postrero
No fui la primera luz que alumbró tu camino adolescente y temprano,
ni el susurro inicial que acarició con fuerza tu sensible corazón,
tampoco la sombra que habitó tus sueños con fervor vespertino,
ni el nombre que grabaste en la arena con secreta devoción.
Pero anhelo ser el último crepúsculo que tus ojos contemplen.
Aspiro a convertirme en el refugio que calme tus noches de aflicción,
la compañía perpetua que nunca dude de tu íntima esencia verdadera,
el puente sereno que todas tus confidencias acoja con atención,
el testigo callado que comprenda tu alma sincera y altanera.
Y ser la última memoria que tu mente decida conservar.
Deseo ser el amanecer que dibujes con tus manos extendidas,
el camino que transites sin prisa bajo la lluvia tenue y ligera,
la canción que murmures cuando las tristezas sean vencidas,
el abrigo que te cubra cuando la existencia se torne severa.
Y transformarme en la última morada donde tu espíritu descanse.
Quiero ser la respuesta que halles en las páginas de libros antiguos,
el aroma que descubras en la taza de café matutina y serena,
la huella de los pasos que retornen a tus ambiciones ya cumplidas,
el destello que ilumine tu sonrisa franca, dulce y plena.
Y permanecer como el último eco que tu oído pueda escuchar.
Anhelo ser la palabra que encuentres cuando el lenguaje falle,
el aroma a lluvia fresca que impregne tus mañanas tranquilas,
el sendero de regreso cuando te pierdas en otra calle,
la luz tenue que ilumine tus verdades más sencillas.
Y permanecer como el último eco que habite en tu mirada.
Me conformo con ser la calma que inunde tus instantes de quietud,
la connivencia que ría sin precisar exponer la razón del momento,
el sostén que ampare tu andar con delicada y fina solicitud,
la imagen que refleje tu versión más pura y hermoso aliento.
Y perdurar como la última voz que tu nombre llegue a pronunciar.
Ansío ser la lluvia que lave tus angustias acumuladas con dolor,
el arcoíris que traces después de la tempestad con tus dedos,
la tonada que cantes cuando te halles sola y con desamor,
el resguardo que encuentres en los periodos inciertos y aciagos.
Y erguirme como el último afecto que tu ser desee proclamar.
Puedo no ser la causa de tus recuerdos más antiguos y puros,
pero sí el horizonte que mires cuando cierres los ojos al final,
el regazo que acoja tus fatigas ya tan hondas y oscuros,
el epílogo perfecto de tu vivir, tu quietud celestial.
Y convertirme en el último latido que en tu pecho pueda existir.
Quiero ser la certeza que florece en el jardín de tus dudas,
la melodía que dance en el aire de tus mañanas solitarias,
la bruma que suavice el recuerdo de tus antiguas querellas,
la constancia que permanezca en todas tus noches solitarias.
Y ser la última promesa que tus labios se dignen nombrar.
No fui tu primer amor, ni tu inicial ilusión ardiente y fugaz,
pero deseo con fuerza ser tu amor postrero, definitivo y real,
el sentimiento que perdure más allá del tiempo y su veloz paz,
la historia final que todos tus capítulos logren sellar con su sello inmortal.
Y ser el último suspiro que en tu corazón encuentre su paz.
—Luis Barreda/LAB
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Autor:
Luis Barreda Morán (
Offline) - Publicado: 2 de noviembre de 2025 a las 05:53
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 2

Offline)
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