Cansada aquella tarde te encontré muy rendida,
con pasos entristecidos el hospital deambulaba,
todos se despedían mientras tú a mí estabas unida,
el médico y enfermera con asombro me miraba.
El aire de aquella tarde mi cuerpo estremecía,
tus palabras del ayer a mis oídos llegaban,
tú nunca lo deseaste que sola te dejaría,
pero ya era tarde nuestros deseos sobraban.
Pero llegó el momento y en un fúnebre llanto,
te dije vuela alto y te pedí que me abandonaras,
eras tú el corazón a quien yo amé tanto,
luego te hablé mucho y juntamos nuestras caras.
Me cogiste de la mano y tus lágrimas brotaron,
te supliqué en mi lamento que nunca te olvidaría,
quizás tú me sentiste, pues tus ojos se cerraron,
y desde aquella tarde no ha terminado mi día.
Postrada estabas tú y tu cuerpo ya muy frío,
pensé que al cielo te fuiste ya no escuché tu aliento,
el llanto me acompañaba y le pedí al Dios mío,
que te lleve a la gloria y vivas en mi pensamiento.
Quizás es un mundo nuevo donde tú habitas ahora,
dejaste este mundo infeliz, pues tenemos el consuelo,
de volvernos a encontrar ¡oh!, mujer encantadora,
me quedo en desconsuelo y mis versos se van al cielo.
Lima, 03 octubre 2025
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Autor:
Federico Mendo Sánchez (
Online) - Publicado: 1 de noviembre de 2025 a las 21:42
- Categoría: Amor
- Lecturas: 1

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