Me dijiste que ya no me amabas,
que lo nuestro no iba más.
Me dolió, no lo niego,
pero el tiempo es sabio… lo cura nomás.
Por ahí me enteré
que te fuiste persiguiendo oro,
diciendo que soy pobre,
que ni pa’l trigo tenía ahorro.
Pero qué más da…
Tú me dejaste por otro,
con tu orgullo bien altivo,
pero dime, ¿él te invita
tu cevichito al mediodía, al rojo vivo vivo?
No tengo carro de estreno,
ni abdomen, ni pechos de gimnasio,
pero tengo mi carcacha rodando
y unas manos que cocinan
ají de gallina con harto espacio.
Tú buscabas flores caras,
yo te di rosas de mi jardín cuidaditas.
Tú querías caviar o salmón salteado,
yo te di papa a la huancaína,
pero parece que preferías
delivery de esquina fina.
Te llevé al parque con picarones,
te recité a Neruda en la estación,
pero tú soñabas con brunch y croissant,
y yo… solo quería anticucho con corazón.
Ahora estás con tu flaco nuevo,
toda mona, vestida de seda,
y yo feliz, con mi arroz chaufa
y mi gaseosa bien helada.
Así que tranquila, mi reina,
no te guardo rencor ni herida,
pero si un día vuelves llorando,
arrepentida por mi amor sincero,
te diré simplemente:
prefiero mi seco con frejoles,
con harto arroz… ¡pa’ toda la vida!
Derechos reservados 31/10/2025
henry pumacayo
-
Autor:
Henry Pumacayo (Seudónimo) (
Offline) - Publicado: 31 de octubre de 2025 a las 23:39
- Categoría: Amor
- Lecturas: 2

Offline)
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.