COSAS MÁGICAS

Tú, Prenda de mi vida

me miras desde el balcón de las cuerdas

del patio trasero del castillo,

hecho de barro, de adobes fantasmales,

bailas al compás de la sinfónica brisa otoñal,

me guiñas con sus ojos abotonados,

que pareces cuencas orientales,

y como si miraras desdeñosamente,

me invitas al baile, a tus pecaminosos brazos

extendidos, mientras el susurro de voces,

desde la cocina, preparan brebajes.

El inquieto baile pasa a ser una sensual danza hindú,

que combina pasados muy remotos.

El pecado persigue tu baile,

representado por remolinos de tierras, inquietos y fastidiosos

levantan hojas, y polvo para cegarte,

y no dejarte que me mires con esos ojos enamorados.

La envidia los carcome, el odio lo arropa y arremeten contra mí,

guindado cuan largo soy,

aferrado a mis bolsillos,

sin perderte de vista,

sin olvidar que estas enfrente de mi

luchando contra esos que no te dejan ser libre.

Los ganchos de ropa me sujetan,

como torturadores,

impidiendo que vaya en tu auxilio,

mis piernas se mueven y retuercen

tratando de escaparme e ir en tu salvación,

pero, aun así, ellos son dos y muy fuertes,

la derrota de sus esfuerzos,

ya se les ve en la cara.

El remolino se aquieta, percibe

que nuestro amor está por encima

de cualquiera circunstancia,

y sigue derrotado su camino,

mientras tanto, el agua

que comienza a caer, lava tu rostro,

y tus ojos achinados

ahora se ven maravillosos,

tu rímel rueda como tinta china

sobre el papel de tu rosto.

Dos lágrimas brotan, y yo, solo puedo gritar.

ellos que no quieren que estemos juntos,

ni siguiera en la cuerda,

te toman por los cabellos y con rabia

te lanzan a la cesta de tu mazmorra como castigo,

y a mí me toman y me doblan la espalda,

me la palmotean con rabia,

como queriendo aplastar mi insolencia,

y también me lanzan a la mazmorra con los otros

que han tenido la misma suerte que yo.

Así, un nuevo día, se va,

mientras crece profundamente el pecado

de este amor imposible.