LA GUERRA ALTA.

Hace tiempo entramos en época de guerra. Aún así, la paz está en nuestros orígenes. Quienes la comenzaron, todo lo saben. Desde el otro lado, dónde no llegan a ser el diablo ni humano.

Las puertas se han abierto. Entrarán enemigos pero utilizalas para encontrar tus aliados de luz. 

Tienen la guerra perdida, tengo fé, pero quieren pelear por lo que no pueden tener. Desde dónde los ojos no pueden ver, allí estamos todos, luchando con el brillo del amor. 

Hay quienes duermen, pero sueñan con la guerra, a todos nos llega, aunque no lo sepan. Todos somos iguales, hazte cargo con conciencia de que también percibes esta lucha cotidiana.

La destrucción del mundo físico es consecuencia, pero no ha sido la primera. Anhelo con seguridad de que tu cuerpo recordara su único orígen inmutable. La fuerza más inamovible es de las que todos hemos nacido, acompañando también a la tierra a que prevalezca. 

Haz de ser resistente, todos somos guerreros de luz. Sin embargo, los que yacen en la ignorancia, con las puertas abiertas, serán despertados.

Mi fé es eterna y sabia, porque he aprendido ver con el corazón. Viajará a tí como una semilla si entre abres los ojos en el amanecer. A partir de esto, simbólicamente no se necesitan armas para vencer la guerra alta. Solo recordando tu auténtico vigor cósmico se achica el campo de batalla. 

Todo suceso requiere de su debido tiempo y aunque faltan años para que la guerra finalice, los guerreros de luz siempre volvemos a la tierra para ayudar a los que necesitan brillar en alma y materia.

Somos unidad desde los principios y luego somos identidades que mueren y renacen. No olviden que nadie solo puede salvar al mundo.