Soñador

Soñador

Un soñador camina con la luna en sus ojos brillantes,
mientras el mundo duerme bajo un manto de estrellas tranquilas,
sus pensamientos navegan en un barco de esperanzas doradas,
tejiendo historias donde la realidad se vuelve frágil y leve,
construyendo castillos en el aire con sus manos vacías.

Soñador, tejiendo historias con hilos de sol y esperanza.
Tu corazón late al ritmo de suaves melodías que el viento susurra.
Inventas palacios de cristal con torres que besan el cielo azulado.
Guardas secretos en cofres de sueños que nunca se oxidan con el tiempo.
Navegas en barcos de papel por océanos de fantasía sin fronteras.

Soñador, tu habitación es un universo de silencios profundos.
Pintas el futuro con pinceles de luceros y de alegrías.
Inventas canciones que nadie más podría escribir o entender.
Atesoras instantes de paz entre las grietas de la realidad.
Te alimentas de la dulce miel que producen tus ilusiones.

Soñador, te elevas sobre los problemas y las horas grises.
Tejes con hilos de plata una red para atrapar estrellas fugaces.
Cada deseo tuyo es una flor que nace en el desierto de lo cotidiano.
Observas el mundo a través de un cristal de inocencia y pureza.
Tu respiración se mezcla con el ritmo del mar y de las nubes.

Soñador, construyes puentes entre lo posible y lo imposible.
Con tus ideas transformas lo ordinario en algo extraordinario.
Plantas semillas de ilusión en el jardín de tu vida diaria.
Riegas con esfuerzo y paciencia cada proyecto que imaginas.
Ves crecer árboles frutales donde otros solo ven tierra vacía.

Soñador, no temes a la oscuridad porque enciendes tu propia lámpara.
Tus pasos dejan huellas brillantes sobre el camino de los días.
Coleccionas suspiros y los conviertes en versos melodiosos.
Juegas con el tiempo, estirando los segundos hasta el infinito.
Eres el dueño de un reino donde todo puede suceder al amanecer.

Soñador, tu sonrisa es un faro que guía a los barcos perdidos.
Transformas el miedo en un cuento de valentía y de superación.
Cultivas jardines secretos en los patios de tu imaginación.
Descifras mensajes ocultos en las formas de las montañas.
Vives mil vidas dentro de una sola, sin prisa y sin cadenas.

Soñador, repartes pedacitos de tu alma a cada paso.
Regalas sonrisas que sanan heridas invisibles del corazón.
Ofreces palabras de aliento a quien ha perdido la esperanza.
Eres faro en la niebla para los navegantes perdidos.
Tu esencia cura la amargura con dulces dosis de imaginación.

Soñador, sabes que los sueños requieren acción constante.
Trabajas con dedicación para hacer realidad tus visiones.
Combinas la magia con el trabajo duro y la disciplina.
Avanzas paso a paso hacia esos horizontes anhelados.
Demuestras que lo imposible solo tarda un poco más en lograrse.

Soñador, envejeces pero tu espíritu se mantiene joven.
Tus arrugas cuentan historias de noches estrelladas y proyectos.
Tus canas reflejan la luz de todas las lunas que has admirado.
Sigues creyendo en la bondad y en los milagros cotidianos.
Eres testimonio vivo de que la fe mueve montañas.

Soñador, tu legado perdura en quienes enseñaste a volar.
Tus ideas germinan en mentes fértiles que siguen tu camino.
El mundo es mejor porque pusiste tu corazón en cada empresa.
Queda tu huella en el tiempo, ligera pero imborrable.
Porque un soñador nunca muere, solo se transforma en leyenda.

—Luis Barreda/LAB