El hombre alza su voz como bandera,
y en su reflejo cree ver destino;
ignora que su orgullo es su camino,
la voz que lo seduce y lo encierra.
Venera el brillo falso que lo ciega,
y cree en su victoria peregrina;
mas la verdad, paciente y cristalina,
lo espera oculta, muda, y siempre entera.
Su sombra lo acompaña, lo aconseja,
y el eco de su nombre lo sostiene;
su reino es solo un sueño que lo tiene,
la gloria es niebla que su mente deja.
No hay dios que al ego humano lo proteja:
su altar se erige sobre lo que muere,
y el alma, en su soberbia, no comprende
que el fuego que idolatra lo refleja.
°*°
Mas cuando cae el sol de su arrogancia,
descubre que su voz no fue sagrada,
que el brillo fue prisión disimulada,
y el miedo, su más fiel circunstancia.
Ve al fin, desnudo, el rostro de su infancia,
la sombra que en su espejo se encontraba;
comprende que su fe lo traicionaba,
y el yo se disolvió en su fragancia.
Entonces calla. El mundo ya no arde,
ni hay corona que pueda sostenerlo;
la nada es su maestra y su recuerdo,
el aire su verdad, su fe cobarde.
Y entiende, al fin, que el alma solo es grande
cuando aprende a morir sin poseerlo.
-
Autor:
Loiiz. (Seudónimo) (
Offline) - Publicado: 29 de octubre de 2025 a las 12:24
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 20
- Usuarios favoritos de este poema: Tommy Duque, MIM (Fideo de Mileto), Salvador Santoyo Sánchez, La Hechicera de las Letras, Antonio Pais, Santiago Alboherna, Mauro Enrique Lopez Z., Carlos Baldelomar, EmilianoDR

Offline)
Comentarios2
Mas cuando cae el sol de su arrogancia,
descubre que su voz no fue sagrada,
que el brillo fue prisión disimulada,
y el miedo, su más fiel circunstancia.
Saludos poeta Karonte
Gracias amigo Dr. Salvador Santoyo
✅✅✅
coincido, generalmnt, cuando el ego se derrumba se abren nuestros ojos ... bellísimos versos
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.