HAY NOCHES QUE SORPRENDEN, PERO TODAS TERMINAN IGUAL

Es cierto lo que dicen. Mi corazón estaba ahí como un trapo viejo, usado y arrugado en una parte del olvido y llegaste tu esa noche a empezar a jalar sus puntas queriéndolo sacar de la oscuridad de ese rincón. Claro que yo me resistía, porque noches como estas ya habían pasado muchas por mi alcoba y buscaba algo distinto, un café de mañana, el sol entrando por la ventana y una charla.

Pero la noche tiene su magia y las canciones su catalizador y yo una historia de encuentro y desencuentro, había cabalgado por todas las calles del alcohol, la trova y madrugadas. No había ningún callejón de la bohemia que no me haya detenido bajo su farol a robar caricias o depositar una mientras salía el sol, después agarrar la rumba y desvelar la luna e invitar al festín matutino.

Yo pensé que estaba preparado para esto y mucho más. Me creía de esas aves que dicen que cruzan el pantano, mis alas intactas, mi plumaje también, pero mi alma y el corazón guardaban los daños de esa colisión de tantas emociones vividas, derrotadas, fallidas de muchas que murieron sin ser madrugada. De olores y nostalgias, que no dejaron su olor en mi almohada, solo dolor flotando-

Me prepare con paciencia. En mi sueño siempre te puse en el centro de mis canciones, en las fiestas del corazón estaba tu sonrisa como canción, marcando los tonos y susurros del falsete de la bienvenida o despedida. Solo esperando el cataclismo por venir. Estoy acostumbrado al derrumbe y a la reparación de sueños, a partir de las humedades de mi cama y olores flotando de mi alcoba.

En noches como estas, cuando mi alma cansada y desnuda, descansa en la humedad de tu satisfacción. Me gustaría pertenecerte sin ser tuyo, seguir siendo de mí mismo y que mi guitarra siga siendo la extensión de mis maños que acompaña mi queja y al iniciar la madrugada poder cerrar las viejas heridas y curar las nuevas que dejara la noche y sus sorpresas, porque todas son iguales.

LENNOX

EL QUETZAL EN VUELO