¿Cómo era aquella historia
en la que yo me encontraba
a través de mi dolor?
¿En qué sentidos se tejieron
nuestros caminos
para que en el cruce
se me escaparan las lágrimas?
La razón de mis preguntas
es la eterna necesidad insana
de tener que definirnos
por medio de los vestigios
de alguien más.
No importa cuánto luchemos
contra ello,
ni cuánto orgullo
ni amor propio reclamemos.
Así es una parte del amor,
insano y tortuoso,
que nos empuja a buscar
en el espejismo de ciertas miradas
la lumbrera
que encamine nuestros sentidos.
No está bien.
No debería.
Pero es innegable
que se constituye una necesidad
de palpar de cerca ese dolor,
esa pieza que nos autodestruye,
que habita en alguien más.
¿Por qué?
No lo sé;
no valdría responder
una pregunta con otra.
A lo mejor,
es más conveniente
vivir con la duda,
con el aguijón estacado
y los ojos aguados,
esperando el siguiente estímulo
que haga que nuestras miradas
se pierdan
y se lleven consigo
todo de nosotros.
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Autor:
A.Z. Santhiago (Seudónimo) (
Online) - Publicado: 28 de octubre de 2025 a las 12:55
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 2
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