Que las hay, las hay
Cuenta la historia entre mitos y leyendas horrorosas, macabras y espeluznantes
Entre noches oscuras, tenebrosas y de aullidos que paralizan inquietantes el pálido y ojeroso semblante
Qué las han visto volar entre sombras oscuras, de alaridos agonizantes
Dicen que han visto volar a las brujas y elevarse por los cielos en palos de escobas, de miradas de asombro, expectantes
Con su sombrero puntiagudo cuáquero, de magia negra, demoníaca extravagante
Brujas, con su nariz alargada y enorme, con sus ojos desorbitados de miradas amenazantes
Son brujas con sus enaguas negras apestosas y hediondas, que arrastran arañas y murciélagos, que acechan desconcertantes
Con sus enormes calderos que hierven pócimas en llamaradas de magia y encanto, de pociones y hechicerías, entre humos y neblinas flotantes
Dicen que las hay, las hay, brujas nigromantes, pitonisas y videntes, que se deslizan entre neblinas espesas y sombras siniestras en medio de las oscuridades
Con su pacto con Lucifer y su macho cabrío, doblegando sapiencia y voluntades
Conocedoras de la botánica, de hierbas, de la belladona, de la mandrágora, del estramonio y otras recetas entre silencios macabros y tenebrosas soledades
Entre pócimas, brebajes, ungüentos, artilugios, polvos y cocciones, entre bebedizos que hipnotizan del cuerpo, sus debilidades
Y en noches entre sombras que atemorizan y al filo de la media noche, ven caer un gato negro enorme dentro del caldero hirviente, que, al rojo vivo, de alaridos que hielan la sangre, con el eco de las profundidades
Y uno a uno los huesos van brotando y la bruja maléfica por los aires en un palo de escoba va volando, con la energía macabra de sus habilidades
Y a los lejos de la estancia y entre las montañas se escuchan sus risas macabras y sus alaridos tétricos y siniestros, asustando a pueblos, a caminantes, qué despavoridos huyen, escondiéndose al calor de las comunidades
Dicen que no hacen daño, sin embargo, en la antigüedad eran perseguidas, colgadas y quemadas vivas, en hogueras de leña en llamaradas hirvientes, por herejes contradiciendo el honor de sus majestades
Dicen que aún las hay y en verdad que las hay, brujas disfrazadas de rozagantes bellezas, que deslumbran por su elegancia y su bella y admirada hermosura
Que persiguen a solteros empedernidos, borrachos y parranderos, de hombres caminantes y andariegos en noches tenebrosas entre voces de ultratumba, muy oscuras
También persigue a hombres casados, muy fieles, de esos caseros, que, por las rendijas de ventanas y puertas, se la pasan fisgoneando de las vecinas, en silencios parsimoniosos y con miradas de asombro y solitarios entre las soledades murmuran
Los persigue para dejarles sus pócimas y brebajes en sus bocas, el último aliento y volar en el palo de escoba y con ellos tener un agradable y espeluznante aventura.
Qué las hay, las hay...
Y un día las brujas en un palo de escoba bien alto volaron
Entre pócimas y brebajes de nigromancia de magia negra por la chimenea deslizándose entraron
Y a la alcoba con su vestimenta negra deshilachada, de olores nauseabundos y sus risas y carcajadas espeluznantes, meneándose como bailarina, nos hechizaron
Con su enorme nariz puntiaguda y con sus ojos saltones y ojitotiada, energúmena con fuerza nos miraron
Y a la fuerza un beso con sus sortilegios, pócimas, brebajes y bebedizos, la lengua en nuestra boca, las hechicerías entraron
Y esculcando en el cuerpo, el alma hermosa entre el palo de la escoba muy alto se la llevaron
Y el cuerpo inmóvil e inerte, al otro día tieso y nauseabundo lo encontraron.
“Joreman” Jorge Enrique Mantilla- Bucaramanga Octubre, 31-2025
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Autor:
Joreman (Seudónimo) (
Offline) - Publicado: 27 de octubre de 2025 a las 12:54
- Categoría: fecha-especial
- Lecturas: 2
- Usuarios favoritos de este poema: Antonio Pais

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