NUNCA HIERAS A UN POETA 

Las relaciones en estos tiempos tienen la fugacidad de la luz de una estrella que muere en su nacimiento, se mantienen fachada de lealtad. Se engaña con facilidad y enarbolan la frase de que nada es para siempre, que, si amas algo dejado ir y que, así como una se va; llegan cinco y frase que no tienen nada que ver con la elección del corazón y el encuentro de dos almas.

Una letra que se escribe en un cuaderno puede borrase, arrugarse y tirarse a un cesto. Pero las escritas en la piel una madrugada de encuentro, queda ahí como un tatuaje de tinta fluorescente que permanecerá, por siempre y traspasar cualquier forma de esconderlo y dolerá como una espina clavada, muy dentro, que se extiende por todo el cuerpo y atormenta los pensamientos.

Hay pasiones que cierran los ojos ante la falta de lealtad, otros conservan la esperanza de una segunda oportunidad y que quien engaña cambiara. Hay también quienes, canalizan la decepción con un berrinche y sus consecuencias, Pero hay los prohombres que al descubrir que la amada comparte sus sueños y su almohada con otras letras, se marcha en silencio.

Amar a un poeta, solo tiene principio y nunca final. Entrar en una relación con un poeta, es como entrar a la mafia. No se puede salir, se lleva el olor del poeta en cada canción, la luz de su mirada triste o alegre serán como dos faros que alumbre su camino por cualquier oscuridad que transite, brillara en la luz de medio día. Después de dejarlo, la risa será un dolor permanente.

El amor, no es un rio en el que no te metes dos veces, tampoco una ocasión que se da una noche y en la mañana se olvida. El amor, es esa semilla de mostaza de la que habla el pastor los domingos. Pequeña, con potencialidad de crecer frondoso, contener nidos, dar frutos y sombra a los que s e acercan. Amar a un poeta es para siempre, si no lo amas, vuela lejos.

LENNOX

EL QUETZAL EN VUELO