Hay instantes
en que el lenguaje busca reposo,
donde la voz se adormece
y el silencio respira.
No desea afirmar ni negar,
solo existir en un punto de equilibrio,
donde las palabras flotan
como polvo en la luz,
sin peso ni destino.
Hay palabras
que pretenden ser neutras,
que se disuelven en el papel
tan pronto nace la siguiente,
sin fuerza ni postura,
sin querer convencer a nadie.
Libres de intención,
su rumbo sería
—como el de la nube—,
y si un rasgo tuviesen,
el del agua llevarían.
Si por la mente pasaran
y por el corazón también,
sin razón para sí mismas,
sin entenderse,
sin dejar ni gozo ni pena,
solo acompañando al tiempo.
Efímeras,
sin crecer ni envejecer,
sin pasado ni memoria,
solo acompañando al tiempo.
Que así sucedieran,
sutiles,
como el silencio en la oscuridad.
Y al final,
cuando ya no queden ecos
ni tinta ni deseo,
que permanezca solo eso:
el tránsito,
la leve huella sin nombre,
la palabra que fue y no fue,
acompañando al tiempo.
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Autor:
Orelac - el Arquitecto Verde (Seudónimo) (
Offline) - Publicado: 27 de octubre de 2025 a las 08:26
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 2

Offline)
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