**Hola, pasado…**
¿Cómo estás?
Siéntate en mi mesa, te invito un café.
Conversemos, despacio, sin prisa,
sobre esas memorias
que guardo como cartas viejas
en un cajón que nunca cierra.
Las duelo, ¿sabes?
Me pesan en el pecho
como lluvia que no cesa.
He intentado remediarlas,
me llené de bálsamos de esperanza,
me bañé en el agua pura de la fe,
pero nada…
Hasta hablé con el tiempo,
le supliqué volver al ayer,
pero él, cruel y sabio,
me negó esa petición;
y en vez de detenerse,
aceleró su paso,
hiriéndome más
con cada giro de las manecillas de su reloj.
Le lloré, le grité, le supliqué.
Intenté detenerlo, romper las manijas del reloj,
pero el tiempo solo me miró
con ojos de eternidad.
Entonces hablé con mi futuro.
Él me respondió con dulce voz,
como susurro del viento entre hojas:
> “Deja en el ayer lo que es del ayer,
> no hay remedio,
> solo aprendizaje.
> Cada cicatriz es un mapa,
> cada lágrima, un maestro.
> Seca tus ojos,
> toma mi mano.
> Si quieres abrazarme,
> volemos como las aves,
> ligeros,
> sin cadenas.”
Así que hoy, pasado,
solo quise despedirme.
Este será el último café contigo.
Te extrañaré, ¿sabes?
Decido no olvidarte,
pero sí soltarte;
llevarte como quien lleva un libro
ya leído,
y lo coloca en la estantería
con respeto.
Hoy abrazo al futuro,
aunque me duela.
No volveré al ayer,
pero caminaré más firme,
con mis heridas hechas faros,
y mi corazón, más fuerte y sabio,
aprendiendo a latir
en presente.
Derechos reservados 25/10/2025
Henry Pumacayo
-
Autor:
Henry Pumacayo (Seudónimo) (
Offline) - Publicado: 25 de octubre de 2025 a las 17:21
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 1

Offline)
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