EXPECTADORA D MI DESTRUCCIÓN

EL QUETZAL EN VUELO



 Ya la tarde lo había dicho miles de veces, pero tu forma de encubrir los ecos del olvido, nunca me hizo pensar que tu corazón ya estaba haciendo maletas al abismo. Mi canción seguía siendo la misma, los mismos tonos y algunas novedades con el falsete que prolongaba, la canción como el vino la caricia, que cada mañana aguardaba en tu piel, mientras despertabas. Me gustaba ver como el sol en tu piel me invitaba a poseerte.

 

Poco a poco he visto y sentido tu alejamiento, como la luna del sol y el enfriamiento de la tierra al igual que tu piel y el agua en tus ojos presagiaba una tormenta. Sin pensar en el cataclismo, que ese día traería hasta nosotros esa noche oscura de tu abandono. No podría detenerte ni quero eso, pero el dolor naciente en todo el cuerpo iniciaba en el pecho hasta mi guitarra. Recorría mis dolores resucitando las viejas heridas y sembrando nuevas.

 

 

Ahora, sentado en mi tristeza, juntando los pedazos de una mañana como tantas otras en mi terraza, escucho aullar a mi perro como solidarizándose con el profundo dolor, de tu abandono y la promesa de los primeros rayos de sol, que parecían decir que esto también pasara, cómo todo, no es que sea un sparring emocional, pero esos golpes, ya son conocidos por mi alma y corazón. Por eso me ves con la guardia baja y sin temor.

 

 

Por eso fue, que me vistes tan tranquilo, esa noche que apareciste en el café nocturno después de mil días de llanto en las que te extrañe, te espere y luego para olvidarte te enterré entre un cerro de papeles y sentimientos de resignación buscando la sanación, la cual llego, a su paso, pero llego. Es por eso por lo que tu presencia no inquieta mi voz, ni cambia mi programa de esta noche sin dolor., quizá las canciones fueron coincidencias

 

 

He prohibido a mis manos y mi guitarra volver a exhumar los restos de aquella mañana y no es por presumir, pero solo reconozco tu sombra oscura, pero a ti y tu llanto lo siento y veo como lluvia de mal agüero, para lo que he sembrado en todo este día. Permíteme sacar de mi carca, algunas flechas envenenadas de mi repertorio, se vale no llorar, ni recordar. Sólo tragar saliva y mojar los labios con un tinto y fumar un cigarrillo para disimular.

 

LENNOX

EL QUETZAL EN VUELO

 

 

  • Autor: lennox, el quetzal en vuelo (Seudónimo) (Online Online)
  • Publicado: 25 de octubre de 2025 a las 11:50
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 1
Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos




Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.