Camaleón

Vancouver

A la gente no le gusta escarbar en las emociones como quien busca diamantes. Está mal visto y tiene mala prensa— y yo, por el contrario, soy un frenético introspectivo.

 

Sin embargo lo otro no es tan malo. Me puedo contener, me puedo camuflar. Me puedo dejar susurrar por ellas sin preguntarles su nombre, que me acaricien como el viento en el recital de tu banda favorita.

 

Y que mi brazo apriete tu hombro para no perderte entre la multitud, al mismo tiempo que mi cabeza te suelta para que vueles como los pájaros de los cuales hablaba una canción.

 

La emoción es pasajera, no tiene nombre— contiene rayos y huesos. La saboreamos con la química y la física de nuestros cuerpos entre miles de desconocidos.

 

Y la lluvia en esa despedida es mágica— diablos, ni nos damos cuenta de todo lo que nos pasa, y sin embargo, eso es lo mejor.

 

Pienso que eso es lo mejor. Y agradezco ser un camaleón, y no escarbar en las emociones por un momento.

 

Porque si abriéramos la boca y se desatara esa caja de Pandora, no podríamos dejar de escarbar— como adictos al carbón, cada parte de nuestras pieles.

 

Por eso, mejor camuflarse entre emociones que pasan, se sienten, y no tienen nombre.

 

  • Autor: Vancouver (Offline Offline)
  • Publicado: 25 de octubre de 2025 a las 01:01
  • Comentario del autor sobre el poema: En prosa, casi una canción, que habla de como a veces es necesario no analizar todo y simplemente vivir las experiencias de las emociones. ( Dia post recital de Imagine Dragons)
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 3
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