_Don Miedo y Doña Cautela_
En un pueblo curioso,
no muy lejano,
vive Don Miedo,
tembloroso y urbano.
A su lado, Doña Cautela,
tan previsora,
mide cada paso,
revisa toda hora.
Dicen que juntos
forman un gran equipo,
uno tiembla, la otra
planea cada giro.
Si hay un charco,
saltan con recelo;
si hay un gato,
evitan su vuelo.
Pero pese a su cuidado
y miedo extremo,
la vida los hace
tropezar de lleno.
Y entre sustos, risas
y algún que otro lío,
aprenden que vivir
también es un desafío.
Don Miedo
camina lento,
Doña Cautela
va detrás,
cuenta los pasos
con gran afán,
teme que el puente
cause tormento.
EmilioDR
8/24/25
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Autor:
EmilioDR (Seudónimo) (
Offline) - Publicado: 24 de octubre de 2025 a las 10:37
- Comentario del autor sobre el poema: Letras sueltas salidas del gran evento familiar a mi abuelo Juan de Jesús Castillo, pasada la misa reglamentaria de la noche anterior. La llegada al lugar de la comida, fiesta y actividades por la carretera principal es necesario cruzar el Río Yaque del Norte por un puente colgante largo y muy alto. Miedo y Cautela tuvieran mal momento en medio del tambaleante puente, ella se aferrada a la soga de los lados y al mirar debajo el agua le entraron nervios y se agarro con sus dos manos a un solo lado por lo que se inclino como si fuera a caer y gritaba aterrada. El esposo estaba tieso y no podía darse la vuelta devolverse a ayudarla entre más gente iba a socorrerlo, más se tambaleaba el puente. Por suerte dos guardias forestales le sacaron del apuro. Otras damas en tacones afilados se los quitaron a medio camino y entonces no podían agarrarse bien a las sogas laterales, al puente se le han caído dos tablillas y esas aberturas provocaron muchos gritos. El viento no ayudaba con los sombreros, se que algunos cayeron al agua y desaparecieron, lo se por como llegaron algunos peinados al salón del principal, entre ellos una de mi hermanas. Hubo mucha brisa, humedad y alta temperatura. Una nueva moda resultó las despeinadas: Tomaban uno de los lápices afilados para que escribieran algo respeto al abuelo y su historia, las mujeres los tomaron para hacerse un mono que se sostenía con un lápiz y los del grupo que tocaba, y que usaban el pelo largo hicieron igual . Los lentes de sol fueron a las cabezas, a la hora del baile, muchos zapatos incomodos se apilaban en un rincón y el bailongo fue alegre, la comida abundante. Por fortuna, mi hija Eunice, su esposo Carlos, sus dos hijos Victor y Camila, mi esposa y yo, llegamos por la parte trasera del local, gracias a un nuevo desarrollo de viviendas que ha abierto una carretera y han permitido el uso del terreno para el evento, y nos libramos del temido puente. Cuando se hizo pública la ruta secundaria, muchos dieron vuelta a la ciudad para evitar otro susto, y las mujeres advirtieron a los esposos que no cruzarían de nuevo el puente tembleque. Unos muchachones cobraron para traer varios vehículos al sitio seguro para un gran numero de familias. Quienes se divirtieron con el puente? Los niños que caminaban contentos y sin sostenerse de los agarres. Que bueno ver el apellido familiar, unido a tantos otros y familiares nuevos.
- Categoría: Humor
- Lecturas: 5
- Usuarios favoritos de este poema: Hernán J. Moreyra, Gustavo Affranchino, Francisco Javier G. Aguado 😉

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