LA VIDA EN MIS TÉRMINOS

No tengo idea de cómo me gradué, en el sentido de cómo pagué mi carrera. Por suerte, utilicé materiales reciclados; lo bueno es que no estafé a nadie y logré la hazaña que me propuse. Me tilde de chambero, chatarrero o reciclero, pero con mente ágil y lucidez propuse crear un taller de artes, pintar hasta que mis cuadros resalten y tengan su nombre. No es fácil, tampoco es difícil. Propongo licenciarme, luego masterizar cerca del polo norte, cruzar medio Oriente, conocer todo el continente antes de doblar ivanes y cruzar el charco hacia los colonizadores. Explicar mi arte, husmear sus alrededores, diferenciar a los mártires de los cultivadores, escribir dramas, dibujar tramas y reír de mis cazadores. Visitar callejones, beber lo que bebieron los pintores y ser reconocido como aquellos cantores. Coplas y más coplas, copas y más copas, un aguardiente o quizás whisky a las rocas.