Dicen muchos: acéptate.
Qué ironía.
Cuando lo intento,
salgo con las ropas del lugar del que vine,
salgo siendo quien soy.
Pero en mis calles,
en mis tierras,
me miran como a un extraño,
como si no fuera de ahí,
como si quisieran enterrar
esa parte de ellos que no soportan ver.
Como si les diera vergüenza
ser quienes son.
Yo me acepto,
pero ¿de qué sirve
si me hacen a un lado,
si me miran con desprecio,
si las palabras me hieren?
Aceptarme ya cuesta —
no por cómo hablo,
ni por cómo me visto,
sino por mi propia gente.
Aceptar… ¿de qué forma?
¿Ser yo a escondidas,
lejos de las miradas?
¿O aceptarme
solo para que otros
se sientan más cómodos?
Porque si es eso,
aceptarme ya no puede ser una palabra orgullosa,
sino una vergonzosa,
una que no solo me duele a mí,
sino a otros como yo.
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Autor:
Edward Flores (
Offline) - Publicado: 24 de octubre de 2025 a las 02:36
- Comentario del autor sobre el poema: hay gente donde vivo que no puede ser ellos mismos pero les dicen aceptate tal y como eres pero luego se rien al final de la frase
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 4
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa

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