Solías en mi soledad

Solías sentarte en ese sofá,

esperando el atardecer, desnuda, inmoral, hermosa,

puta, deliciosamente perfecta,

dejabas tus bragas tiradas por doquier,

sabiendo que tu aroma me iba a enloquecer,

jugabas a las escondidillas,

y yo muriendo por tocarte las tetas, el alma, las poesías.

Solías sentarte en ese sofá,

justo antes de hacer el acto más inmoral de la humanidad:

el amor,

ese juego pendejo, 

que nos suele apendejar,

¡que manera de follarnos!

como dos demonios desesperados,

que se aman sin desearlo.

Solías sentarte en ese sofá,

justo después de copular,

con este demonio terrenal,

tus bragas, tus jugos de hembra en mi barba,

tu energía enredada en mi alma,

solíamos mirar el atardecer juntos,

en ese sofá, justo después de descargarnos las ganas,

pensábamos que no nos amábamos,

pero, ¡mierda!,

como duele que solo quedaron tus bragas,

en ese sofá,

donde solíamos hacer todo eso,

que hace inmortal a la humanidad...

𝕰𝖑 𝕯𝖊𝖒𝖔𝖓𝖎𝖔 𝖉𝖊 𝖑𝖆𝖘 𝕷𝖊𝖙𝖗𝖆𝖘 
©𝐌𝐌𝐗𝐗𝐕