Manos de boldo

Dulce

 

Me senté en la mecedora que era de mi tía, ella me crio, era una mujer deliciosa, de cabellos plateados, sonrisa de menta, manos de boldo, toda ella era la savia de la naturaleza, que uno puede oler o que las aves le saben cantar.

 

Cada recuerdo mientras me hamacaba iban y venían llenos de pecas y lunares que eran historias que sobresalían, esencia del nacimiento, energía de vida, un vaivén de cicatrices que han sanado, de sinfonía porque cada una de sus palabras fueron música en mis oídos, que dieron ritmo a mi vida.

 

De mi tía aprendí a amasar anécdotas, a descifrar las estrellas, a leer las manos, a ver la medicina en las plantas, a sentir los canales de energía, a curiosear con vehemencia, toda esa sabiduría guardo en mi corazón al oír a la gente y las palabras son ungüento al trabajar con ellas.

Ahora me quedaré otro rato con el aroma de la lavanda, el manzano y ese mirlo cauto.

 

  • Autor: Dulce (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 23 de octubre de 2025 a las 10:02
  • Comentario del autor sobre el poema: Buen jueves y abrazo alado
  • Categoría: Amor
  • Lecturas: 1
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