Te odio.
Pero me cuesta.
Porque todavía sé cómo suena tu voz
cuando prometía quedarse.
Fui llama,
fui casa,
fui todo lo que ardía por tocarte.
Estuve en París,
rodeada de amor ajeno,
y solo pensé
en lo que dolía amar.
Tu recuerdo viaja con los vuelos que no tomé,
con los abrazos que no diste,
con la paz que me robaste.
Dices que el tiempo cura,
pero el tiempo solo enseña
a dejar de sangrar.
Ojalá te duela lo justo,
para que entiendas
lo que cuesta quemarse por alguien
que solo quería ver el fuego.
Y cuando mi corazón se enfríe,
cuando mi nombre ya no te suene,
seré ceniza libre,
luz en mi propio incendio.
Avi-
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Autor:
aviemas (
Online) - Publicado: 23 de octubre de 2025 a las 07:23
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 4
- Usuarios favoritos de este poema: Lualpri, Antonio Pais

Online)
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