Peripecias del hada Titania (VII)

Salva Carrion

 

 

 

En la espesura serena del Bosque Nevado, una familia de imponentes gatos monteses había establecido su hogar. El más grande y audaz era Didikoi, cuyo pelaje suave se adornaba con marcadas rayas y rosetas oscuras. Compartían el territorio sus dos hermanas: la cautelosa Lamía y la inquieta Iriskaia.

A pesar de su naturaleza salvaje, estos felinos eran curiosos y, en su deambular, acabaron conociendo a los habitantes de la cabaña del leñador, incluida Titania, el hada torpe famosa por su media varita y su gran corazón. Su buena sintonía inicial se transformó pronto en una cómoda convivencia.

Una mañana, la siempre revoltosa Iriskaia se aventuró a curiosear por los alrededores. Oculta entre la maleza, divisó una extraña figura que cavaba un hoyo para esconder unas herramientas inusuales. Era el desterrado mago Kaldurio, un viejo enemigo de la región, que planeaba sabotear el trabajo de Titania con una venganza malvada y mezquina.

Cuando el mago se marchó, Iriskaia, impulsada por la curiosidad, se acercó al escondite. La gata descubrió una elaborada vara de madera rematada por una gruesa punta de cristal azulado. No pudo resistirse a husmearla para examinarla. En ese preciso instante, Kaldurio regresó por sorpresa. Al ver a la gata tocando su preciado Báculo del Frío, el mago montó en cólera por haber sido descubierto. Sin pensarlo dos veces, profirió un hechizo maligno. Un chorro de aire gélido envolvió a la entrometida felina, convirtiéndola en una rígida estatua de hielo azul y naranja, quedando inmóvil como un témpano gigante.

Didikoi, que había seguido de cerca los pasos de su hermana, presenció la terrible escena. Horrorizado, salió a todo correr para buscar la ayuda de Titania y el leñador.

La situación era crítica. El día empezaba a despuntar entre los árboles, y la temperatura ya estaba subiendo.

—Tenemos un grave problema— dijo Titania con voz tensa— El sol está empezando a calentar con intensidad. El hielo se derretirá y, con él, Iriskaia.

—¿Qué se te ocurre, Titania?— preguntó el leñador, visiblemente preocupado.

—Vamos a pensar algo, rápido. Necesitamos la participación de todos los habitantes disponibles. Gerencio, el ruiseñor mensajero, debe avisarles inmediatamente —respondió Titania, tomando el mando de la misión salvadora.

Poco tiempo después, con todos los posibles animales reunidos, Titania explicó su plan de emergencia, solicitando la colaboración de todos.

—Nosotros extenderemos nuestras ramas para dar sombra a la estatua de hielo— propusieron al unísono los árboles.

—Nosotros batiremos las alas sin descanso para mantener la temperatura y la estabilidad alrededor de la gata —animaron las aves.

—Y yo construiré una pequeña caseta para reforzar la sombra de los árboles— añadió el leñador con determinación.

Todos se apresuraron a cumplir sus tareas. Titania contaba, además, con la audacia de unos duendes de algodón verde que se ofrecieron a robar los perniciosos bártulos que el mago había dejado en su escondite.

Cuando Kaldurio regresó al hoyo, se encontró rodeado por un círculo compacto de animales que impedían su huida. Mientras, las hadas trataron de razonar con él para que desistiera de su fechoría. Como se negaba a la rendición, Titania intentó una medida drástica: le devolverían sus instrumentos dañinos con la condición de que deshiciera el hechizo que atenazaba mortalmente a Iriskaia.

Kaldurio, al verse debilitado sin su principal fuente de poder y con el resto de sus aparejos en manos de sus oponentes, no tuvo más remedio que ceder.

A regañadientes, recitó el contra hechizo. Con un destello de luz, Iriskaia volvió a su forma de esbelta gata montesa, sana y salva, aunque con un gran susto en el cuerpo.

La joven felina había aprendido una valiosa lección: la curiosidad no debe ir por encima del respeto a lo ajeno.

En el Bosque Nevado se celebró la liberación de Iriskaia, demostrando que la solidaridad y la cooperación son la defensa más fuerte contra la maldad.

Kaldurio fue derrotado una vez más, confirmando que la venganza es siempre la peor estrategia.

 

*Autores: Nelaery & Salva Carrion

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  • Autor: Salva Carrion (Online Online)
  • Publicado: 22 de octubre de 2025 a las 09:44
  • Comentario del autor sobre el poema: Autores: Nelaery & Salva Carrion
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 1
  • Usuarios favoritos de este poema: Salva Carrion
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