El olvido llegó una mañana cualquiera,
sin aviso, sin ruido,
se instaló en el pecho
como quien reclama un espacio
que no le pertenece.
Olvidó, quizá,
que la memoria tiene vida propia,
que hay nombres que no mueren,
que los recuerdos —aunque callen—
siguen respirando entre las grietas del alma.
Pasó el tiempo,
te fuiste,
y yo me quedé con las manos vacías,
sosteniendo solo el eco
de lo que alguna vez fue amor.
Mi corazón te recordaba,
pero algo más profundo en mí
aprendió a no necesitarte,
a vivir con la sombra sin buscar la luz,
a soltar sin dejar de amar.
Y así te marchaste,
no solo del tiempo,
sino también del dolor,
mientras yo me quedé aquí,
entendiendo al fin
que olvidar también puede ser
otra forma de recordar.
-
Autor:
Poemas De Una Mente Joven. (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 22 de octubre de 2025 a las 08:29
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 1
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.