Con el tiempo entendí,
el amor no es perfección,
es un viaje compartido,
en la misma dirección.
No se trata de coincidir,
sino aprender a caminar,
entre diferencias y dudas,
juntos, siempre avanzar.
Cuando el alma pesa,
abracemos la verdad,
mirándonos con ternura,
incluso en la tempestad.
El amor no vive en días dorados,
sino en el gris de la realidad,
donde cansados elegimos,
seguir con firmes voluntad.
En esos silencios,
las palabras no son necesarias,
las discusiones que acaban en abrazos,
son caricias extraordinarias.
Cuando uno flaquea,
el otro se vuelve pilar,
porque amar no es sencillo,
pero juntos, podemos luchar.
Las grietas no separan,
solo enseñan a sanar,
los tropiezos no rompen,
fortalecen nuestro andar.
Sin promesas de perfección,
el amor se vuelve real,
sabio, sereno y constante,
un fuego ante el temporal.
Al final, el amor que vale,
no es el que nunca ha de fallar,
sino el que, aun en sus caídas,
siempre encuentra forma de amar.
EL ERMITAÑO SOÑADOR
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Autor:
El Ermitaño Soñador (Seudónimo) (
Online)
- Publicado: 22 de octubre de 2025 a las 08:23
- Comentario del autor sobre el poema: MENSAJE REFLEXIVO
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 2
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