El alba de los colores

EDGARDO

​Pero a veces la ausencia, cruel herida,
se transfigura en mágico amanecer,
y el velo gris de ayer es pura vida,
cuando todo comienza de nuevo a florecer.
Las danzas de las penas, lúgubres y frías,
mutan en bailes de psicodélico fulgor,
donde el amor estalla en mil melodías,
y cada fibra canta al ritmo de su ardor.
​La pena se disuelve en ráfagas de esperanza,
la duda se convierte en certeza cristalina.
El llanto que una vez fue oscura alianza,
hoy es la risa pura que el alma ilumina.
La niña de mis ojos, la de antaño sueño,
hoy es mujer serena, con alma de volcán.
Está allí, sin temor, rompiendo el viejo leño,
dispuesta a corresponder, a decir "Aquí estoy, van
mis miedos al olvido, mi corazón te entrego".
​Ya no hay cadenas, ni muros que nos frenen,
su voz grita el amor, con idéntico apego.
Es entonces cuando las almas se detienen,
y el encuentro profundo, un sentido nos lega.
El amor fluye inmenso en el río de los sueños,
en su cauce dorado la pasión se deleita.
Pues los amantes, heroicos, han vencido los empeños
del tiempo y la distancia, la batalla es perfecta.
​Y allí están, por siempre, ante el vasto universo,
susurrando promesas, un pacto sin final.
Dos seres que se funden en un solo verso,
la prueba irrefutable de un amor inmortal.

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  • Autor: Edgardo (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 22 de octubre de 2025 a las 00:49
  • Categoría: Amor
  • Lecturas: 1
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