Mundo ideal

Dulce

 

Cuando la última sombra invoca al sueño, evoco ese momento en que me regalaste las estrellas de tus manos, los eclipses de tus labios y los soles de tus párpados…que honorable universo construiste dentro de ti.

De día olías a la sal del mar, por esas llevabas las caracolas tatuadas en tu pecho, y de noche a sauce, esos verdes sauces que se mecen a la orilla del río, mordiendo las arenas.  Yo observaba tus hombros anchos repletos de historias que te acompañaban y no de esas que se cargan como guijarros y te van encorvando las dorsales y la vida a cada paso. La tuya, era una huella decidida, firme de tus piernas ágiles de Hermes con alas y aun no dije nada de tu mirada, serena, flamante, intensa, muy parecida a la de los felinos, será por eso que arañabas tu entorno para sostenerte en tu mundo ideal, reflejando al mío.

Sin embargo, no había manera de habitarlo, no encontramos tierra fértil donde plantarlo, ni ramas donde colgarlo. Por eso ese mundo ideal fue tan nuestro, tan frágil, tan rezo, tan moreno casi como un blues que entonan los negros, doce compases, doce meses se mantuvo en pie, doce misterios, que se guardan con ramos de sueños, con besos mansos, en tazas calientes para que, en el invierno se pueda saborear…

  • Autor: Dulce (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 21 de octubre de 2025 a las 13:19
  • Comentario del autor sobre el poema: Buena tarde y abrazo alado
  • Categoría: Amor
  • Lecturas: 4
  • Usuarios favoritos de este poema: Tommy Duque
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