Hay perdones que son justos y necesarios, y otros inertes,
y hay perdones confinados en el corazón del que sufre,
y que son llama ardiente en el corazón de quien hiere.
Hay perdones que están implícitos en la acción
y otros congelados por la vergüenza y el dolor...
Pero, ¿de que vale perdonar a quien no se arrepiente?,
a ese que descaradamente te hiere y te hiere...
Ahí no hay perdón, solo descaro y desilusión...
La disculpa sincera habita el corazón, el humilde se doblega
cuando realmente comprende, que urge la sanación.
No hay perdón cuando no escucho,
cuando me niego a creer, en las palabras del verdugo.
No hay perdón cuando me doblego y cedo
y no exijo mis derechos.
Es que, aunque lo parezca, el perdón sincero es más complejo,
tan profundo y difícil entender, como las sensaciones del ciego.
Es que el perdón verdadero olvida la ofensa, la arranca de la razón,
doblega el ego, restaura la paz del corazón y reconecta con el cielo,
el perdón sincero sana desde dentro, restaura la pérdida de conexión.
¿Entonces hay perdón verdadero o disculpa negociada?
¿Es que puedo acordar disculpar una mala acción, que me cambió el humor y sembró tristeza y contradicción?
Perdonar son dos verbos en conjugación: acción y amor...
y nada tiene que ver con bienes materiales: es reparación del dolor...
Desde lo más profundo deseo que podamos perdonar: el desamor,
la falta de empatía, el engaño, la mentira y la decepción...
La ofensa, la burla y la falta de respeto en una acción.
La indiferencia, el descaro y la falta de consideración.
El desatino y la imprudencia de palabras con mala intención,
provenientes de silencios y gritos que humillaron un corazón...
No sigo en este soliloquio, discerniendo sobre esta situación,
porque siento que esta reflexión no alcanza el fondo del dolor.
Solo espero que perdonemos de corazón,
las veces que cristo nos pidió,
setenta por siete a cada hermano,
en esta vida de amor y color.
¡Vivimos en reconstrucción!
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Autor:
Erika Castillo (Seudónimo) (
Online)
- Publicado: 20 de octubre de 2025 a las 19:10
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 1
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