Cicatrices y Semillas
Soy artesana de amaneceres que pintan el horizonte de esperanza,
maestra en el noble oficio de sembrar jardines en el desierto,
arquitecta de cimientos que sostienen sueños con firmeza,
especialista en destellar la luz que yace en cada criatura,
y doctora en sanar las heridas del alma con bálsamo de cariño.
Mi verdadera maestría nace de conocer todos los callejones sin salida,
de haber errado el rumbo en incontables ocasiones con paso torpe,
de tropezar con la misma piedra disfrazada de distintas formas,
de elegir senderos que se desvanecían ante mis pies cansados,
y de aprender, tras cada tropiezo, cómo no se construye el mañana.
En mi juventud fui tejedora de tristes relatos y penumbras,
bordando con hilos gruesos las sombras de mi propio cuento,
regando con lágrimas estériles los jardines del resentimiento,
buscando respuestas en espejos empañados por la culpa,
hasta que el hastío me mostró que podía ser la heroína.
Mis triunfos son banderas plantadas en cumbre de dulce victoria,
decidí morder la vida con ansias y saborear su jugo completo,
solté las pesadas cadenas de los años que ya se desvanecieron,
perdoné las ofensas y sané con palabras sinceras mis yerros,
y escapé de la jaula de cristal forjada por voces ajenas.
Cada fracaso se transformó en semilla de fortaleza inquebrantable,
cada desilusión en lección tallada con fuego en mi memoria,
cada caída en oportunidad para erguirme con mayor brío,
madurando al ritmo que marcan las estaciones del aprendizaje,
endureciendo mi espíritu sin perder la ternura esencial.
El fruto más dulce que hoy atesoro es una alegría serena,
me contemplo ahora como un milagro de fortuna y coraje,
con el poder infinito de renacer de mis propias cenizas,
mientras aliento a otras almas a romper sus propias cadenas,
y a emprender el vuelo hacia la mejor versión de su destino.
Anhelo para ti una existencia plagada de valentía genuina,
que despiertes al gigante indómito que habita en tu pecho,
que te levantes con ímpetu tras cada nuevo traspié del destino,
que aprendas a abrazar tu esencia con calidez y compasión,
y dejes de maltratar tu corazón con críticas severas.
Deseo que descubras el milagro único que representa tu ser,
que no permitas que nadie apague tu brillo interior profundo,
que surjas como un vencedor en esta batalla que es la vida,
que observes el milagro cotidiano que te rodea con asombro,
y que tu risa brote desde lo más hondo, limpia y eterna.
No soy un modelo de perfección ni un espejo sin grietas,
solo soy un alma que camina, tropieza y se levanta,
una eterna aprendiz de este vasto y complejo universo,
una soñadora que se niega a soltar sus quimeras doradas,
y que ofrece cada día su verdad sin filtros ni caretas.
Esta es mi esencia, simple, terrenal y a la vez infinita,
una chispa divina viajando en un cuerpo mortal,
una coleccionista de instantes y de lecciones aprendidas,
una prueba viviente de que tras la tormenta llega la calma,
bienvenidos a este espacio donde lo imperfecto se celebra.
--Luis Barreda/LAB
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Autor:
Luis Barreda Morán (
Offline) - Publicado: 19 de octubre de 2025 a las 01:39
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 7
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z., Antonio Pais

Offline)
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