Una tarde, él y ella (prosa poética)

Silvana Ibáñez

 

 

Curioso seguía los pasos disfrazados que lograban burlar
no solo al tiempo, sino a sus vidas.

Él sabía de cada encuentro y muchas veces intervino,
mas esta vez no los detuvo.
Tenía un motivo ese día, o quizás estuvo distraído,
y ellos bien supieron aprovecharlo.

Tarde para ser indiscreto,
tuvo que dejarlos en ese pequeño rincón:
cuarto de amantes,
amantes que aparecen y desaparecen.
Y su trabajo pasó a ser el de otros.

Así, el ambiente los envolvió,
mirando sin participar del protocolo.
Fue un observador desconocido.

Conocía mejor que nadie los ritos,
y de tiernas como de lujuriosas parejas,
hacía tiempo que no lo sorprendían.
Hoy, ante la escena, estaba intrigado.

Tratando de entender,
preguntó a sus vestimentas juguetonas,
que entre saltos y vueltas
quedaron esparcidas y ahora descansaban.

Ellas, aunque mareadas aún,
hablaron diciendo algo de verdad
y completando con algo de ilusión.

Él, hombre duro y tierno,
entrenado de tanto caminar poemas
en tantas playas calientes y desiertas,
viene con los silencios que ella quiere escuchar
y las palabras que siempre esperó llegar.

Ella, niña mimada y débil,
escapa de su burbuja de números irracionales e inciertos,
donde canta y baila ocurrencias
que a él divierten e inspiran.

Ambos se escapan de sombras
que saben burlar a las luces,
y en una tregua tácita van a esconderse
cuando ellos se miran.

Gritos distraen el relato,
y la ventana, con el viento acompañada,
danza con golpes y chillidos.

Las risas de muebles blancos se escuchan,
mientras los espejos envidiosos
imitan sin timidez a los cuerpos
liados en mágica armonía.

Con tan poco cuidado despierta el tiempo,
que nunca como hoy fue aliado;
y este clama, no con dolor como otras veces,
sino con la satisfacción
de haber sido hoy un protagonista.

Todos miran cómo ellos se preparan
para volver donde dormidos los esperan,
aquellos que nunca sabrán de vestiduras inquietas
y reflejos apasionados.

Al salir, Él afuera aguarda.
Con una sonrisa cómplice los mira;
ellos no lo ven, no recuerdan mandamientos,
pero Él, presumido, se alegra
mientras se alejan,
cada uno por su lado.

  • Autor: Silvana Ibáñez (Offline Offline)
  • Publicado: 17 de octubre de 2025 a las 08:04
  • Comentario del autor sobre el poema: Él me dijo: escribí. Pensé… si yo no sé escribir. Nunca lo hice. ¿Sobre qué voy a escribir? —Lo que quieras —contestó él. Y esto fue lo que salió…
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 2
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