Pequeña gran cosecha (prosa poética)

Silvana Ibáñez

 

El caballero maduro, de mirada serena y andar tranquilo.
Ella, joven, curiosa y atenta, siempre con una sonrisa.

Una plaza soleada, árboles con sombra generosa, bancos vacíos… y ellos, que se cruzan por azar.

—Buenos días, señorita —dice él, inclinándose levemente, como si llevase un sombrero.
—Buenos días, caballero.
—¿Cómo está usted en este bello día?
—Muy bien, gracias. ¿Y usted?
—Muy bien —responde con pausa—, por aquí paseando, disfrutando del día.
(Con tono reflexivo) Carpe Diem.

Ella sonríe, algo extrañada.
—¿Cómo dice?
—Que disfrute usted también.
—No… ¿qué ha dicho antes? ¿Que yo carpe?

Él ríe suavemente.
—Sí, carpa usted si así le place.
Mi deseo es que coseche su día y tome de él su mejor fruto maduro.
Es lo que significa Carpe Diem en latín.

Ella reflexiona, luego sonríe con sinceridad.
—Oh… gracias, no lo sabía, y acabo de cosechar, de la mejor manera, este día.
Carpe Diem para usted también.

Se miran un instante.
Él asiente, y ambos siguen su camino, con una sonrisa que permanece más allá del encuentro.

Silvana Ibáñez

16/10/2025

  • Autor: Silvana Ibáñez (Offline Offline)
  • Publicado: 16 de octubre de 2025 a las 05:49
  • Categoría: Cuento
  • Lecturas: 1
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